Pepe Forner retrata a Curro y Carmen Tello
Apenas unas semanas después de que el cuadro de la Duquesa de Alba, obra del pintor burrianense Pepe Forner, llegase hasta el Palacio de Dueñas, -propiedad de la aristócrata-, Forner vuelve a encerrarse en su atelier. Conocida es la amistad que une a Cayetana Fitz-James Stuart con el matrimonio formado por el famoso torero Curro Romero y Carmen Tello. Así, los mismos empresarios de la zona que han regalado a la Duquesa el excelente retrato, el pasado mes de junio, han vuelto a recurrir al artista para recrear en esta ocasión a la conocida pareja.
En el caso de la primera obra se trata de un retrato de tres cuartos donde se ve a la noble sentada en un sofá inventado, licencia de su creador. Sus rasgos nos muestran a una mujer vital y sonriente, pese a su edad. “Mi intención fue siempre la de construir una imagen, y no pintar un retrato de la duquesa sin más. Han sido dos meses de sesiones intensas donde la obra iba creciendo poco a poco”, explica el pintor. Según asegura con orgullo el pintor “la duquesa se emocionó cuando vio el cuadro, algo que para un artista es un gran orgullo”. El peso de la retratada no supuso, sin embargo, ningún hándicap para el diestro pintor. “No sentía el peso de la historia, aunque es inevitable tener en mente a Goya y su magnífico retrato de la Duquesa de Alba. Estaba concentrado en cada pincelada. El trabajo es simplemente técnico. Quería darle toda la importancia al rostro, marcar la fuerza de la mujer, y por eso dejé las manos apenas esbozadas. El trabajo de retratista exige mucho esfuerzo mental”, abunda Forner.
Por el contrario, el presente cuadro que en breve viajará hasta el hogar de sus futuros y archiconocidos propietarios es un retrato doble del matrimonio con vestimenta informal. Miran directamente al espectador con una amplia sonrisa que se dibuja en sus rostros. Al fondo, el perfil de una ciudad que cautiva a todo aquel que la conoce. En esta pieza el pintor sí se recrea algo más en los fondos para marcar tanto el celaje como la zona construida.
Estos dos retratos se suman a una larga lista de obras que Pepe Forner ha realizado a lo largo de su carrera artística. Algunos de los más ilustres fueron el del ex presidente del Gobierno, José María Aznar; el del torero Luis Francisco Esplá o el del polifacético Bertín Osborne. Su profunda relación con el arte le ha llevado a disfrutar de algunos de los galardones más destacadas. En 2001, por ejemplo, ganó el Premio Oscar de la Cultura per il contributo all’Arte e alla Cultura de la Associazione Gallerie Centro Storico Firenze que se entrega al artista más relevante del año. Y en 2005 la Academia de Florencia le invitó a participar en la famosa bienal. También ha estado en la feria Carrousel du Louvre de París o en Basilea-Miami. Pero el mayor de sus logros ha sido, por encima de todo, su entrega a los pinceles desde que tenía 15 años, su reivindicación del espíritu de la creatividad, su generosidad con el público y su humildad. Porque, como él mismo afirma, “la materia es la que te domina a ti”.
En el caso de la primera obra se trata de un retrato de tres cuartos donde se ve a la noble sentada en un sofá inventado, licencia de su creador. Sus rasgos nos muestran a una mujer vital y sonriente, pese a su edad. “Mi intención fue siempre la de construir una imagen, y no pintar un retrato de la duquesa sin más. Han sido dos meses de sesiones intensas donde la obra iba creciendo poco a poco”, explica el pintor. Según asegura con orgullo el pintor “la duquesa se emocionó cuando vio el cuadro, algo que para un artista es un gran orgullo”. El peso de la retratada no supuso, sin embargo, ningún hándicap para el diestro pintor. “No sentía el peso de la historia, aunque es inevitable tener en mente a Goya y su magnífico retrato de la Duquesa de Alba. Estaba concentrado en cada pincelada. El trabajo es simplemente técnico. Quería darle toda la importancia al rostro, marcar la fuerza de la mujer, y por eso dejé las manos apenas esbozadas. El trabajo de retratista exige mucho esfuerzo mental”, abunda Forner.
Por el contrario, el presente cuadro que en breve viajará hasta el hogar de sus futuros y archiconocidos propietarios es un retrato doble del matrimonio con vestimenta informal. Miran directamente al espectador con una amplia sonrisa que se dibuja en sus rostros. Al fondo, el perfil de una ciudad que cautiva a todo aquel que la conoce. En esta pieza el pintor sí se recrea algo más en los fondos para marcar tanto el celaje como la zona construida.
Estos dos retratos se suman a una larga lista de obras que Pepe Forner ha realizado a lo largo de su carrera artística. Algunos de los más ilustres fueron el del ex presidente del Gobierno, José María Aznar; el del torero Luis Francisco Esplá o el del polifacético Bertín Osborne. Su profunda relación con el arte le ha llevado a disfrutar de algunos de los galardones más destacadas. En 2001, por ejemplo, ganó el Premio Oscar de la Cultura per il contributo all’Arte e alla Cultura de la Associazione Gallerie Centro Storico Firenze que se entrega al artista más relevante del año. Y en 2005 la Academia de Florencia le invitó a participar en la famosa bienal. También ha estado en la feria Carrousel du Louvre de París o en Basilea-Miami. Pero el mayor de sus logros ha sido, por encima de todo, su entrega a los pinceles desde que tenía 15 años, su reivindicación del espíritu de la creatividad, su generosidad con el público y su humildad. Porque, como él mismo afirma, “la materia es la que te domina a ti”.
